Un grupo armado perpetró el domingo un robo exprés en el Museo del Louvre, llevándose varias piezas históricas de joyería real y dejando en entredicho los controles que protegen algunos de los objetos más emblemáticos de Francia.
Según las primeras pesquisas, la operación duró apenas 7 minutos; los delincuentes llegaron en un camión provisto de una escalera telescópica, alcanzaron una ventana del segundo piso, forzaron el acceso con una herramienta de corte y, en menos de diez minutos, se marcharon con el botín, testigos y responsables del museo coinciden en que la maniobra mostró planificación y ejecución profesionales.
Entre los objetos sustraídos figuran diademas, collares, broches y pendientes vinculados a figuras de la casa imperial del siglo XIX: piezas asociadas a la emperatriz María Luisa, a la reina Hortensia de Holanda, a la reina María Amelia y a la emperatriz Eugenia; la policía confirmó que, aunque una corona recuperada fue hallada cerca del museo, presentaba daños considerables.
El Ministerio de Cultura indicó que los sistemas de alarma funcionaron y que el personal del Louvre activó los protocolos: empleados alertaron a las fuerzas de seguridad y asistieron a los visitantes, pero fuentes oficiales añadieron que la banda intentó incendiar su vehículo en la calle tras la huida, pero que un trabajador del museo logró evitarlo.
Las autoridades, encabezadas por el ministro del Interior, han descrito a los sospechosos como un equipo con conocimientos previos del lugar y con un “método directo” para acceder a bienes susceptibles de convertirse en dinero en efectivo en el mercado ilegal. Los investigadores barajan que el objetivo no fue una obra de exhibición imposible de vender, sino objetos valiosos y fáciles de fragmentar: coronas y joyas históricas que pueden romperse o ser desmembradas para su posterior venta.
Este incidente se produce en un contexto de creciente actividad delictiva contra instituciones culturales en Francia, en los meses recientes se registraron robos en el Museo de Historia Natural, donde se sustrajo oro en estado mineral y en un museo de Limoges, del que desapareció porcelana de alto valor; ambos casos han llevado al Ministerio de Cultura a acelerar planes para reforzar la protección de fondos y colecciones en todo el país.
También te podría interesar: Intensifican China y Rusia ataques cibernéticos por medio de IA contra EU
Históricamente, el Louvre ha sufrido pocos asaltos relativos a la inmensa cantidad de obras que guarda; el caso más recordado es el hurto de la Mona Lisa en 1911; sin embargo, especialistas en seguridad explican que las piezas pequeñas y translúcidas representan una tentación continua para organizaciones que operan en mercados clandestinos internacionales.
Las autoridades policiales han iniciado una investigación que incluye revisión de cámaras, testimonio de personal y análisis del vehículo usado en la huida. El objetivo inmediato es localizar a la banda y recuperar las piezas antes de que desaparezcan en redes de venta clandestina, algo que, reconocen los investigadores, suele complicarse con rapidez.
Fuente: BBC News