A tres meses de la reubicación de los denominados puntos 420, colectivos cannábicos en la capital del país señalan avances en la organización de estos espacios, aunque también reconocen desafíos en la comunicación con autoridades y en la aplicación equitativa de las reglas de convivencia.
Representantes de los colectivos que administran los nuevos espacios, entre ellos Hijas de la Cannabis, La Comuna 420 y Siembra Cultura, coincidieron en que la reubicación trajo mejoras en el orden y en la percepción pública, pero advirtieron que persisten problemas relacionados con la venta ilegal y la falta de acompañamiento institucional.
“Hay un esfuerzo real por mantener estos lugares como zonas de respeto y consumo responsable, pero seguimos viendo vacíos de coordinación. Nos gustaría que el diálogo con el Gobierno de la Ciudad fuera más constante”, señaló Rocío N., integrante de Hijas de la Cannabis.
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Aunque los nuevos puntos, ubicados en Plaza Tlaxcoaque, Glorieta de Simón Bolívar y Plaza de Lectura José Saramago, cuentan con límites de aforo y horarios definidos, algunos consumidores y activistas denuncian que no hay una supervisión uniforme. En ciertos lugares se mantiene el cumplimiento estricto de las normas, mientras que en otros se permite el consumo fuera del horario establecido.
Pese a ello, autoridades capitalinas consideran que la estrategia ha contribuido a reducir la presencia de vendedores y el ambulantaje, así como a mejorar las condiciones de seguridad. “Estos espacios representan una forma de convivencia pacífica y regulada, algo que no existía antes”, afirmó una fuente de la Secretaría de Gobierno local.
Para los colectivos, sin embargo, el reto va más allá de la vigilancia. Su objetivo, dicen, es promover la educación y el consumo informado, así como impulsar un debate más amplio sobre la regulación de la marihuana en México. “Queremos que la sociedad vea estos lugares como ejemplos de responsabilidad, no como focos de conflicto”, expresó Rafael Morán, de Siembra Cultura.
Los participantes coinciden en que el siguiente paso será fortalecer las actividades culturales y de orientación dentro de los puntos 420, para que no se limiten al consumo, sino que funcionen como espacios de aprendizaje, expresión y acompañamiento social.
Fuente: El Universal