Con Colombia, República Checa y México como protagonistas, Morelia volvió a vibrar con el sonido de la guitarra, un instrumento que demostró ser, más que nunca, un lenguaje universal
Ashley Rodríguez
Morelia vivió tres jornadas de música y cultura con la edición número 35 del Festival Internacional de la Guitarra, que reafirmó a la capital michoacana como un referente internacional del arte de las seis cuerdas. Desde la hermandad cultural entre México y Colombia en la inauguración, pasando por la presencia de un virtuoso europeo en el segundo día, hasta llegar al emotivo concierto de clausura con Daniel Salceda y la Orquesta Sinfónica de Michoacán, el festival dejó un mosaico de sonidos, memorias y encuentros.
Colombia y México, unidos por la guitarra
El arranque del festival estuvo marcado por la presencia del Ensamble de Guitarras de la Universidad del Valle, Sección Buga (Colombia), que inauguró las actividades en la Sala de Niños Cantores del Conservatorio de las Rosas. La agrupación, dirigida por Sebastián Herrera, sorprendió al público con un programa variado que cerró con la cumbia “La Piragua y El Pescador”, interpretaciones que arrancaron aplausos entusiastas.
Pero el concierto no solo fue música: se firmó un convenio cultural entre el Conservatorio de las Rosas y la Universidad del Valle, un paso hacia el intercambio académico y artístico entre ambos países.
“México ha dado grandes cantantes y guitarristas de nivel internacional. Dijimos: tenemos que ir a México, y gracias a Dios hoy estamos aquí”, expresó Herrera, visiblemente emocionado.
Uno de los momentos simbólicos fue la entrega al ensamble de guitarras construidas en Paracho, Michoacán, reconocidas mundialmente por su calidad artesanal.
Virtuosismo desde Europa del Este
La segunda jornada tuvo un aire europeo con la presentación del guitarrista checo Vladislav Bláha, quien ofreció un concierto de gala en el Conservatorio de las Rosas. Acompañado en algunas piezas por la intérprete Tatiana Drobysh con la domra, instrumento tradicional ruso, Bláha brindó al público una experiencia de fusión cultural poco habitual.
El guitarrista compartió un mensaje para los jóvenes: “Nunca pierdan la pasión y la disciplina, porque esos dos elementos son la clave para alcanzar un camino artístico sólido”.
Con un repertorio cuidadosamente seleccionado, Bláha mostró cómo la guitarra puede convertirse en identidad, en voz y en puente cultural.
Un cierre con raíces mexicanas
El Teatro Ocampo fue el escenario de la clausura del festival, con un concierto a cargo de la Orquesta Sinfónica de Michoacán (OSIDEM), dirigida por Juan Tucán Franco, y el guitarrista Daniel Salceda, ex alumno del Conservatorio de las Rosas.
“Para mí fue un día mágico por poder conectar con mis compañeros del Conservatorio, la orquesta que crecí escuchando en mis años de formación y también poder cerrar un festival que ha traído voces y experiencias maravillosas a la ciudad de Morelia”, expresó Salceda.
El repertorio elegido, explicó el director Tucán, buscó mostrar la diversidad de la música mexicana:
“Aunque todo era mexicano, ninguna obra sonaba igual. La idea era balancearlo para que el público disfrutara, y creo que la misión se cumplió”.
Para Salceda, la guitarra es más que un instrumento:
“Es uno de mis medios para interactuar con el mundo y con mi intimidad más profunda. Me ha acompañado en mis etapas más luminosas y más oscuras”.
Así, durante tres días, el Festival Internacional de la Guitarra de Morelia 2025 logró lo que lo ha caracterizado a lo largo de 35 ediciones: tender puentes entre culturas, ofrecer un espacio a artistas consolidados y abrir escenarios para nuevas generaciones. Con Colombia, República Checa y México como protagonistas, Morelia volvió a vibrar con el sonido de la guitarra, un instrumento que demostró ser, más que nunca, un lenguaje universal.