Alex Madrigal/ACG – Morelia, Michoacán

Lo que alguna vez fue un cauce limpio y con vida, se ha convertido en un sistema saturado por basura, aguas estancadas y vegetación acumulada que impide su flujo natural.

“Sí, huele mucho… son olores fétidos, de aguas estancadas”, comenta una comerciante instalada cerca del cauce. “Como no lo limpian seguido, se tapa con las lechuguillas y la basura que cae. Cuando llueve varios días, el agua se desborda y se mete hasta los negocios”, relata.

Situaciones como esta se repiten a lo largo del río, donde comerciantes expresan su preocupación por las condiciones del agua y los efectos que tiene en su entorno. En temporada de lluvias, las inundaciones son recurrentes; en época seca, los malos olores se intensifican y dificultan la actividad comercial.

También explican que el deterioro del río ha cambiado también la vida silvestre. Las tortugas y serpientes de agua que solían habitar el cauce han comenzado a huir por la falta de flujo y la acumulación de desechos. “Antes se veían tortugas, pero ahora casi no… hay muchas ratas y hasta se las comen”, comenta un comerciante anónimo.

De acuerdo con información del Instituto de Investigaciones sobre Recursos Naturales de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), la degradación ambiental ha provocado una pérdida significativa de biodiversidad en la cuenca. De las especies de peces nativas registradas en el pasado, se conserva apenas una fracción. Además, la presencia constante de residuos domésticos y el crecimiento del lirio acuático han reducido la calidad ecológica del sistema.

Aunque se realizan labores periódicas de limpieza, los habitantes aseguran que los trabajos suelen ser temporales y que el problema vuelve a aparecer con el paso de los meses.

Mientras tanto, el cauce continúa siendo parte esencial del paisaje moreliano, pero también un recordatorio de los desafíos que enfrenta la ciudad en materia de manejo de agua, saneamiento y cuidado de sus ecosistemas.

El Río Grande sigue ahí, avanzando lentamente entre las calles y los barrios de Morelia, reflejando tanto la historia de la ciudad como la necesidad urgente de devolverle vida a sus aguas.