Morelia, Michoacán
Aunque con una popularidad creciente en diversos segmentos de la población mexicana, el culto a la Santa Muerte no se considera parte de las prácticas católicas o cristianas.
El arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos, señaló que “como Iglesia Católica, respetamos las expresiones y manifestaciones de las personas alusivas a estas fechas, pero nosotros queremos destacar la conmemoración del Día de Todos los Santos, el 1 de noviembre, y el Día de los Fieles Difuntos, el 2 del mismo mes; las demás expresiones, cada quien tendrá su razón”.
Y es que, insistió, el culto a la Santa Muerte “para nosotros no es católico o cristiano, pareciera que existe por la falta de un significado profundo de las celebraciones de Todos los Santos y los Fieles Difuntos”.
Insistió en que se promueve la importancia de las conmemoraciones católicas alusivas a la muerte, con respeto de otras manifestaciones.
Calificada como una práctica religiosa sincrética, al tener raíces prehispánicas y católicas, el culto a la Santa Muerte se observó inicialmente entre grupos marginales, pero, especialmente a partir del año 2000, ha tenido un crecimiento significativo tanto en el número de devotos como en los sectores sociales que penetra.
Se estima que en México y América se existen al menos 12 millones de personas devotas de la Santa Muerte.
El culto a la Flaquita o la Niña conprende la realización de ofrendas, novenarios, rosarios, peregrinaciones, mandas y otras acciones que se observan en el catolicismo, pero a la vez se relaciona con rituales mágicos, adivinación y diversas formas de hechicería y brujería.
Al momento, a pesar de que muchos fieles de la Santa Muerte también se profesan católicos o cristianos, la Iglesia Católica rechaza esta figura como parte de su panteón oficial.
Es necesario distinguir la figura de la Santa Muerte de otro personaje menos conocido, llamado San la Muerte, nacido en Sudamérica y considerado el santo patrón de las personas socialmente excluidas.