Este estudio conecta con debates contemporáneos sobre salud laboral, desigualdad y cuidados,
Santa Cruz de Tenerife, España. - Una investigación en la que se analizaron los restos óseos de 259 personas procedentes de yacimientos egipcios y nubios de entre los años 4,800 y 1,750 antes de Cristo revela las desigualdades sociales y de género que quedaron grabadas en los huesos.
La investigación fue desarrollada por el arqueólogo Jared Carballo Pérez, de la Universidad de La Laguna (Canarias, España), y la profesora Sarah Schrader, de la Universidad de Leiden (Países Bajos), y fue publicada en el volumen Bodies That Mattered. Ancient Egyptian Corporealities (Sidestone Press, Leiden) y en International Journal of Osteoarchaeology.
Según informó la Universidad de La Laguna (ULL), el estudio combina análisis osteológicos, iconográficos y de información arqueológica para descifrar las tareas cotidianas y las jerarquías sociales del valle del Nilo.
Las desigualdades sociales se reflejan en que mientras los hombres solían presentar marcadores de esfuerzo en hombros, piernas y pies, posiblemente relacionados con labores agrícolas de preparación, construcción y pastoreo, las mujeres mostraban mayor desgaste en brazos, manos y zona lumbar, quizás asociado a actividades de manutención de la sociedad como el tejido y la molienda.
En los huesos "se van inscribiendo nuestras rutinas, el trabajo, y las diferencias de poder dentro de la sociedad" y "en Egipto y Nubia vemos que estas desigualdades aparecieron grabadas en sus cuerpos antes de aparecer en textos o imágenes", indicó Carballo Pérez, investigador posdoctoral en la ULL.
A medida que las sociedades del Nilo se hicieron más complejas y jerarquizadas, los cuerpos de las clases trabajadores se transformaron bajo la carga física de nuevos sistemas productivos más exigentes.
Según el investigador, "la construcción de los estados egipcio y nubio también fue una construcción corporal: las pirámides, templos, ciudades y campos se levantaron a costa de los cuerpos que asumieron el peso de estos trabajos cotidianos".
El análisis osteológico revela diferencias temporales, de manera que en los períodos más antiguos, como en el Neolítico Final (V milenio a.C.), las mujeres parecen haber tenido mayor autonomía y participación en tareas diversas.
En etapas posteriores, como el Reino Antiguo egipcio o el Reino de Kerma en Nubia, las diferencias de género y clase social se acentuaron, con lo que el trabajo femenino pudo quedar relegado al ámbito doméstico y de tareas agrícolas y ganaderas más específicas.
Con esta investigación, "queríamos devolver el protagonismo a quienes no suelen aparecer en los textos ni en las tumbas monumentales: las mujeres, los campesinos, la gente común, quienes realmente construyeron Egipto", afirmó Carballo Pérez.
En el trabajo se reivindica la importancia de Nubia (actual Sudán del Norte y parte del sur de Egipto), donde se desarrollaron complejas jerarquías y divisiones del trabajo, aunque es una región que ha sido marginada en cierto grado por la egiptología tradicional.
Este estudio conecta con debates contemporáneos sobre salud laboral, desigualdad y cuidados, "estudiar los huesos del pasado es también reflexionar sobre los cuerpos del presente", concluyó el investigador.