La disciplina importa más que el talento, vale, pero “encerrarte a ver películas no lo es todo: hay que experimentar la vida para poder hacer cine”
Rita Gironès, colaboradora La Voz de Michoacán
Dicen las lenguas fílmicas que todo buen cineasta tiene cierta obsesión. Ese impulso intrusivo y recurrente que se traduce en una fijación persistente por un tema, un personaje, un encuadre o una ilusión. Indra Villaseñor estudió en el CUEC de la UNAM, imparte “Asesorías de Dirección de Cine” o “Argumentos para Largometraje” y es directora de la emotiva Adiós, Amor, largometraje mexicano incluido en la Sección Oficial del 23 Festival Internacional de Cine de Morelia. Durante mucho tiempo estuvo intentando perseguir solamente la idea de ser artista cinematográfica hasta que el tiempo hizo lo suyo y le cambió la razón: cuando comenzó a conectar con su hondura, con la albufera de sí misma, utilizó las películas como un puente de exploración y conocimiento del mundo, afuera y de su interior. Señala que el viaje no es nunca individual, la forma en que conectamos con lo demás, nos vuelve cooperantes de una causa conjunta y emotiva. “El tipo de cine que hago, más allá de ser artístico, contemplativo o comercial, es un cine sensible”. ¿Será que la fuerza nos viene precisamente de la fragilidad? El embate de aceptar esta vulnerabilidad. Cuando era niña, sus papás le decían: ¡tú serás la próxima Guillermo del Toro o el nuevo Iñárritu! Y mira por dónde, la cineasta mexicana es hoy inspiración para muchos y muchas que sueñan con seguir su pasión. Sí, se trata de entregarse a la fascinación cinematográfica, pero en su justa medida, confiesa. La disciplina importa más que el talento, vale, pero “encerrarte a ver películas no lo es todo: hay que experimentar la vida para poder hacer cine.” Un cine veraz.
¿Qué querías ser de niña?
Uy, siempre supe que quería hacer algo creativo. Pero a los 9 años fue justo cuando decidí ser cineasta. Quizás tuvo que ver con mi mamá y mi hermano de alguna manera. Verás, ella se inventó los “domingos creativos” y ese día hacíamos distintos tipos de manualidades. ¡Yo sentía que mi hermano menor que yo era mejor en todo! (Risas) y yo trataba de vencerlo en lo que podía. En una ocasión, mis papás salieron de viaje, y tomé su cámara de video. En toda esta explosión creativa, decidí que iba a hacer una película con mis muñequitos. Y fue justo el momento en el que por fin encontré un punto de alianza con mi hermano, porque a él no le interesaba hacer la parte creativa de la película, sino solamente actuar en ella. Ahí fue que encontré el equilibrio entre aquello en que yo era buena y disfrutar con los demás.
¿Qué quieres ser ahora?
Hoy, con el estreno de mi ópera prima en el Festival de Cine de Morelia, se consolida ese sueño. Mi niña interna estaría más que satisfecha de lograrlo y poder decir: ¡hicimos al menos una película!
Si te preguntan a qué te dedicas, ¿qué respondes?
Siempre dudo un momento, pero lo correcto sería decir que soy cineasta, guionista, principalmente. Pero depende del momento, por ejemplo, cuando he pedido un crédito al banco es cuando más dudo… (Risas)
Principal rasgo de tu carácter.
Creo que soy una persona creativa. El lugar que más me gusta habitar es mi mundo interno. Creo que el cine ha sido la forma en que he podido conectar ese mundo interno mío con los demás.
¿Qué importancia le das a las palabras? ¿Y al silencio?
Las palabras y los silencios, interpretadas así literalmente y en términos de narrativa –y podría ser sorprendente para las personas que no se dedican a esto- pueden modificar todo. Así como el silencio puede entenderse como algo atmosférico, las palabras pueden cambiar de intención. Muchas veces las palabras pueden ser una cosa atmosférica o tonal y los silencios pueden (es muy triste decirlo) decir más que muchas palabras…
¿De qué podría servir el cine en un mundo tan caótico como el de hoy?
Ay, sería lo mismo que preguntarse para qué sirve el arte. Mira, no sé si lo que hago es realmente arte, porque el cine también puede ser entretenimiento, pero creo que, así como la historia se dedica a registrar los hechos, el arte se dedica a registrar cómo ha evolucionado la cultura y los sentimientos en el contexto que habitamos.
¿Quién te inspira en el cine?
Hablando de mexicanas, me inspira mucho lo que están haciendo Fernanda Valadez y Astrid Rondero. Y fuera de México, la cineasta japonesa Naomi Kawase o la argentina Lucrecia Martel. Definitivamente, me encantan los cineastas mexicanos, pero estoy intentando decir chicas… ¡Agnès Varda!
¿Te decantas por actores con técnica o con mera intuición?
El proyecto te dicta qué es lo que necesitas. Verás, en el proyecto anterior, lo más importante para mí era la autenticidad. Lo genuino de Sinaloa no ha sido bien representado en muchos casos, entonces eso requería ciertas cosas como que los actores fueran sinaloenses y que entendieran las vivencias de la historia. Algunos personajes fueron actores con formación y otros terminaron siendo actores naturales porque no encontré quien pudiera interpretarlos mejor que las mismas personas que los habitaban.
¿Qué cualidad admiras en las personas? ¿Y qué detestas en los demás?
Me gusta cuando las personas son empáticas y saben escuchar. Y no me gusta el individualismo.
¿Trabajas escuchando música?
Cambio de música según escribo, dependiendo del proyecto. Busco lo que me da la esencia. Justo para esta película, una especie de oda agridulce a la cultura sinaloense, trabajé con muchísima música de banda y ranchera de fondo. Y esa indicación fue toda una anécdota con los músicos a la hora de componer y elegir las piezas que formarían parte de la película.
¿Pensaste alguna vez en tirar la toalla y dedicarte a otra cosa?
¡Todos los días! (Risas) Yo soy maestra y cuando me preguntan sobre todo los papás si sus hijos tienen eso que se necesita, el talento, les respondo que más allá del talento, lo que se necesita es mucha tolerancia a la frustración y resiliencia.
¿De qué te sientes orgullosa?
¡De muchísimas cosas! Principalmente de haber separado mis sueños de mi vida. Por un momento creía que ser directora de cine y cumplir mi sueño lo era todo y empecé a dejar de lado lo que realmente implicaba vivir: empezar a construir un hogar, una familia… ¡Las cosas que realmente me hacen humana más allá del trabajo! Poder separar lo que es mi labor de lo que también anhela mi persona me hace sentir orgullosa. Y he llegado a un estado donde me siento tranquila en ese sentido.
¿De qué te arrepientes?
¡Me arrepiento de haber empezado a filmar porque es un vicio terrible!
¿Qué es para ti la Cultura, Indra?
Para mí, la Cultura es todo aquello que conforma lo que somos. Desde que nacemos, hasta que crecemos y cómo vamos evolucionando. La Cultura ya nos viene heredada de algo mucho más grande que nosotros: nuestros antepasados, nuestros lugares de origen y todo lo que nos conforma como entes.
Rita Gironès, escritora, docente y artista escénica. Catalana y mexicana. Lleva 20 años residiendo en Michoacán trabajando activamente por la cultura. Apasionada de las Humanidades, obtiene el Premio Nacional de Dramaturgia en México, 2022.
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