Morelia, Michoacán | Redacción ACG.– En la Casa Natal de Morelos, la noche se vistió de recuerdos, pasos y fotografías. Bajo los altos muros del recinto histórico, el cronista, fotógrafo y periodista Samuel Herrera Delgado presentó la segunda edición de su libro Morelia, medio siglo, una obra que camina las calles de la ciudad con la calma y la curiosidad de quien las ha amado toda una vida.
La velada inició con las palabras del historiador Ramón Sánchez Reina, quien, entre la calidez del público y el aroma a papel nuevo, recordó que Morelia no cuenta oficialmente con un Consejo de la Crónica activo, como sí ocurre en otras ciudades michoacanas. “El maestro Sam Herrera ha venido haciendo esa historia diaria que se llama crónica —dijo—, con la paciencia del que sabe mirar, con la certeza del que sabe contar”.
A su voz se unió la del escritor y poeta José Luis Rodríguez Ávalos, quien destacó la cercanía de Herrera con la ciudad: “Samuel es un paseador de Morelia; todas sus crónicas las ha conseguido caminando, platicando con la gente, dejándose querer por la ciudad que él tanto quiere. Es uno de los morelianos más queridos, aunque no todos nacen aquí; algunos se hacen de tanto mirar”.
El periodista Gustavo Garrido añadió un tono entrañable y reflexivo a la presentación. Forastero por origen, pero moreliano por adopción, relató cómo encontró en Morelia, medio siglo una memoria que también le pertenece. “Esta mesa me da una especie de carta de naturalización en Morelia”, dijo entre risas, evocando los tiempos compartidos con el propio Herrera en las redacciones de La Voz de Michoacán. “Este libro es una manera de conservar lo que la ciudad cambia cada día; sus tiendas, sus billares, sus cantinas. Todo eso que se va y que Sam rescata con su mirada y su pluma”.
Al tomar la palabra, Samuel Herrera Delgado agradeció el apoyo de la Secretaría de Cultura y del Museo Casa Natal de Morelos, así como a los colaboradores que participaron en esta segunda edición. “Esta obra me permitió corregir y aumentar. Es un libro que sigue caminando conmigo, como la ciudad misma, que no deja de transformarse ni de contar historias”.
Quizá, como escribió Herrera en una de sus crónicas, la ciudad no se recuerda: se camina.
Y así, entre crónica y memoria, Morelia, medio siglo vuelve a andar.