Reciban saludos cordiales desde la Ciudad de México, el lugar donde actualmente radico y, dicho sea de paso, donde disfruto mucho vivir, aún con todo lo retadora que puede llegar a ser esta ciudad
Gabriela Anguiano
Reciban saludos cordiales desde la Ciudad de México, el lugar donde actualmente radico y, dicho sea de paso, donde disfruto mucho vivir, aún con todo lo retadora que puede llegar a ser esta ciudad. Les cuento que hace algunos meses recibí la invitación por parte de un colega, para participar en el Diplomado de Elaboración y Gestión de proyectos culturales y artísticos por el emprendimiento e innovación social, que convoca la UNAM San Miguel de Allende, en donde impartí un módulo en línea que se tituló Emprendimiento y planes de negocios para proyectos culturales y artísticos, lo que me llevó nuevamente a la lectura y estudio del tema que abordaremos en esta ocasión: la economía creativa.
Parte importante de los contenidos que les voy a compartir están en el libro La Economía Naranja, un libro escrito por Felipe Buitrago Restrepo e Iván Duque Márquez, del que seguramente habrán escuchado o muy probablemente hayan leído. Este libro fue publicado en el 2013, por una de las principales instituciones financieras internacionales dedicada al financiamiento de proyectos de desarrollo en América Latina y el Caribe, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Su contenido fue diseñado especialmente para América Latina y lo encuentran fácilmente en internet, ya que fue creado para su consulta y distribución libre.
Empecemos por preguntarnos ¿Qué es la economía creativa?
Existen muchas maneras de referirnos a ella, por acá pondremos algunas que tal vez les suenen familiares: industrias culturales, industrias creativas, industrias del ocio, industrias del entretenimiento, economía cultural, economía naranja, entre otras. A partir de esto se han desarrollado distintas definiciones por parte de algunos organismos como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) o la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI); más que citar alguna de estas definiciones, mencionaremos las ideas centrales con las que en su mayoría coinciden, las cuales son: relación con los derechos de autor, la materia prima con la que se realizan (creatividad + artes + cultura) y la presencia del binomio cultura + economía. Si nos detenemos un momento a observar la acción cultural que realizamos, amables lectores, les preguntaría ¿identifican en su trabajo cultural alguna vinculación con los conceptos mencionados?
Algunas de las áreas donde podemos observar la economía creativa son las artes visuales, artes escénicas y de espectáculos, turismo y patrimonio cultural material e inmaterial, educación artística y cultural, editorial, audiovisual, fonográfica, diseño, software de contenidos, publicidad y agencias de noticias. Pueden encontrar una relación detallada de cómo se integran cada uno de estos rubros en el mismo libro que les he mencionado. Una pregunta que surge cuando hablamos de economía creativa es ¿por qué como agentes de la cultura, nos cuesta tanto trabajo ubicarnos en este ámbito?
El libro sobre la economía naranja menciona siete razones por las cuales esta economía recibe tan poca atención, entre las que se encuentra la falta de evidencia en la relación de cultura + economía, la falta de cuantificación económica de las actividades culturales y creativas, la falta de diseño de políticas debido a los escasos marcos prácticos y destaca como razón principal el hecho de que aún no hay suficientes personas involucradas en el debate de las industrias culturales.
Me parece oportuno retomar algo que mencionamos un par de colaboraciones atrás, en relación a los nichos de la práctica del gestor cultural identificados, en donde Mariscal (2019), identifica cuatro ámbitos de desempeño: gubernamental, académico, asociativo y empresarial. El trabajo cultural relacionado a la economía creativa se ubica en el ámbito de desempeño empresarial, en donde un objetivo importante es generar ganancias, sin embargo, dicho interés no tiene por qué estar alejado del querer contribuir con nuestros emprendimientos también al desarrollo social.
La importancia de identificar los nichos de la práctica, radica en que cada uno de ellos “conlleva diferentes concepciones de cultura, formas de hacer gestión cultural, los fines que debe tener la acción cultural y sobre todo las competencias que el gestor cultural debe atender para realizar su práctica en ese nicho o esos nichos” (Mariscal, 2019). La práctica de las y los gestores culturales, así como de la comunidad artística, también se puede ubicar en la economía creativa, ya que el trabajo cultural que realizamos no es ajeno a ella. Lo importante es en primer lugar y si es el caso, reconocernos ahí. Y desde ese lugar entonces, acercarnos a procesos formativos, lecturas, metodologías y herramientas que puedan hacer crecer nuestros emprendimientos culturales.
Existen organizaciones y empresas culturales con modelos mixtos, las cuales se desempeñan en el ámbito asociativo y el ámbito empresarial, prestando por un lado servicios creativos a terceros y por el otro, realizando proyectos colaborativos sin fines de lucro.
Para ilustrar esta nota, me gustaría compartirles imágenes de un evento que combina cine y música en vivo, realizado recientemente en los Estudios Churubusco de la CDMX como parte de su 80 aniversario, un lugar representativo del cine latinoamericano en donde desde 1945, han pasado más de tres mil películas por alguno de sus procesos de producción. El cine es una parte muy importante de la economía creativa. Por acá les comparto un video corto realizado por el Museo Interactivo de Economía (MIDE), que contiene datos recientes sobre el cine y la economía naranja:
¡Muchas gracias por su lectura!
Referencias bibliográficas:
- Buitrago, F. y Duque, I. (2013). La Economía Naranja. Banco Interamericano de Desarrollo.
-Mariscal, J.L. (2019) Gestión Cultural. Aproximaciones empírico – teóricas. En Mariscal, J.L. y Rucker, U. (Coord.), Conceptos clave de la gestión cultural. Enfoques desde Latonoamérica (pp.162-186). Ariadna Ediciones.
Gabriela Anguiano Zamudio. Gestora Cultural Mexicana. Bisexuala. Antipatriarcal. Amante de las plantas y de lxs michis. Sembradora. @gaviottaenvuelo en todas las redes.