Redacción: ACG.
Morelia, Michoacán.– En el marco del 23º Festival Internacional de Cine de Morelia se presentó en conferencia de prensa Adiós, amor, ópera prima de la directora Indra Villaseñor, acompañada por parte del elenco y equipo creativo: Emma González (diseño de producción), Nick Canutti, Ernesto Rocha, Margarita Higuera, la productora Ángeles Castro y el productor Guillermo Pérez de la Mora.
Villaseñor abrió el encuentro agradeciendo la presencia del público y de la prensa, y compartió que su película “busca ofrecer una visión genuina sobre un lugar que ha sido muchas veces retratado en el cine, pero al que quisimos aportar algo nuevo”. Ese lugar es Agostura, Sinaloa, una comunidad costera donde nunca antes se había filmado un largometraje.
“Nadie había filmado ahí porque muchas personas ni siquiera saben que existe. La gente del pueblo nos abrió las puertas de sus casas, porque creyeron que esta película podía traer visibilidad a quienes viven en el olvido y la violencia”, explicó la directora.
Una historia de amor y resistencia
Adiós, amor surge, en palabras de Villaseñor, de una necesidad personal: “Empecé a escribirla como un juego, pero después entendí que ya no era solo divertido, sino necesario. Quería contar una historia de amor que conviviera con las realidades sociales de un entorno violento”.
El filme retrata distintas formas de masculinidad y resistencia emocional, temas que, según la cineasta, atraviesan profundamente a la cultura sinaloense. “Me interesaba mostrar al ‘macho’ que no llora ni expresa lo que siente, pero que al escuchar una canción de banda puede llorar, cantar y liberar todo lo que lleva dentro. La música es su válvula de escape y su forma de resistencia”, comentó.
El regreso a casa
Para los actores originarios de Sinaloa, el rodaje representó un viaje emocional.
“Regresar a Sinaloa para hacer mi primera película fue maravilloso. Mostrar su belleza, su gente, sus tradiciones, desde una mirada humana y sensible, me llena el corazón”, expresó Ernesto Rocha.
Margarita Higuera, por su parte, destacó el trabajo colaborativo en el set: “Aprendí a confiar en el proceso y en mis compañeros. Indra quería que nuestros encuentros fueran genuinos, así que no nos conocimos antes del rodaje. Eso generó una conexión muy auténtica frente a cámara”.
La música como corazón narrativo
Uno de los elementos más comentados durante la conferencia fue el papel de la música. Villaseñor explicó que compuso el guion pensando en canciones que reflejaran la identidad del norte del país, pero sin recurrir a estereotipos.
“No toda la música del norte habla de violencia. Hay letras hermosas sobre el amor, sobre las personas. Buscábamos que la música fuera una forma de contar emociones que las palabras no podían expresar”, dijo.
La canción principal fue compuesta por un joven del propio pueblo donde se filmó, gracias a la mediación de familiares de la directora. “Fue un proceso mágico —recordó Indra—. Entre todas las limitaciones, logramos hacer arte desde la comunidad”.
Una producción universitaria que trasciende fronteras
La productora Ángeles Castro destacó que Adiós, amor es resultado del programa de Óperas Primas del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC-UNAM), hoy ENAC, en colaboración con IMCINE.
“Este proyecto permitió el debut de muchos talentos: directora, actores, y cabezas de equipo. También recibió apoyo de Impulso Morelia y de Estudios Churubusco, lo que demuestra la fuerza del trabajo colectivo”, señaló.
Villaseñor cerró la rueda de prensa recordando que esta película “fue hecha desde la escucha, desde la empatía y desde el amor a un lugar”.
Adiós, amor se proyectará esta tarde dentro de la Selección Oficial del FICM, consolidándose como una de las propuestas más sensibles del festival, una obra que mira hacia Sinaloa con ternura, identidad y resistencia.